El origen de este estudio y la composición de las canciones tuvo
como fundamento práctico una experiencia personal
transcendental: la maternidad. Desde el primer momento y en cada
acto de juego, de amamantamiento, de higiene, de sueño, madre
e hija empezamos a construir nuestra relación y este proyecto. Piel
con piel, con el masaje de cada noche, le presentaba su cuerpo
con mis manos, nombrando huesos, movimientos, como palabras
de amor.
Como violinista y terapeuta, partía del convencimiento de que la
piel, con múltiples funciones, (entre las que cabe destacar la de
protegernos cual capa continua y flexible), es el órgano más
extenso y sensible del cuerpo, nuestro primer medio para percibir
el entorno. Es el interlocutor directo con nuestro sistema nervioso
central, encargado de informar al organismo de lo que sucede en
el exterior. Como una especie de exo-cerebro, por nuestra piel
penetran la totalidad de nuestras experiencias vitales,
dependiendo el desarrollo de su sensibilidad de los estímulos
ambientales que reciba.
El sentido del tacto es el primero en desarrollarse en el embrión y,según una ley embriológica general, cuanto antes se desarrolla una función, más fundamental tiende a ser. La interacción táctil desde el nacimiento no solo tiene consecuencias físicas sino también conductuales.
La regla de tres es directa: cuanto más estimulada esté esta interacción, más revertirá en un mejor y mayor desarrollo
del niño.
Una cuestión sumamente importante, si entendemos que vivimos
en una época en la que, cada vez más, las experiencias son extracorpóreas (comunicación virtual, uso de tecnologías…). Si
aprendemos a través de la emoción, y la emoción reside en el
cuerpo y en las experiencias directas, es urgente volver a la
distancia más corta para continuar siendo “Humanos”.
Por todo ello, tanto las canciones como esta investigación,
han ido creciendo a lo largo de casi una década, acompañando a aquella recién nacida en sus masajes, en sus primeros pasos y en sus primeros bailes… Una investigación, un estudio de campo
interminable e infinito, que se retroalimenta continuamente.